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06:42 lunes 27 agosto, 2018
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / Justicia: en deuda con indígenas
Estar frente a la justicia en un país extraño, del que se desconoce el idioma, acusados de algún delito, seguramente genera la sensación de indefensión, así como la probabilidad de que se cometan abusos. Esa percepción la sienten miles de personas en México a pesar de que se encuentran en su país. Se trata de todos aquellos que como lengua natural no tienen al español sino a alguna de las 68 lenguas indígenas que se hablan en el país. El desconocimiento del español, la falta de asistencia de traductores, la ausencia de asesores jurídicos y defensores públicos bilingües especializados y con conocimiento de la cultura (usos y costumbres) son situaciones “comunes” para la mayoría de indígenas que se ven en la condición de enfrentar la justicia. Cuando se presentan esos factores, además de detenciones arbitrarias, el final es previsible: la persona integrante de una comunidad étnica pasará años purgando una condena por un delito que no cometió. Si corre con suerte, alguna organización civil conocerá el caso e intercederá para reabrir el proceso y demostrar las violaciones a derechos humanos registradas desde el inicio del juicio y, después de otro largo periodo, podrá recuperar su libertad. En México hay 6 mil 698 presos indígenas, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, a pesar de que de 2013 a julio de este año 5 mil 213 reclusos pertenecientes a alguna etnia fueron liberados por fallas en el proceso judicial; la principal, la falta de intérpretes para que los implicados entiendan por qué son acusados. El problema no es nuevo. Incluso ya está en los libros de texto de secundaria el caso ocurrido en 2006, cuando las indígenas Teresa, Jacinta y Alberta fueron acusadas por venta de drogas y de secuestrar a seis agentes de la extinta Agencia Federal de Investigación. En ese año, contrario a la lentitud de la justicia, el proceso contra ellas se dio de manera rápida y en poco tiempo se encontraban formalmente presas sentenciadas a más de 20 años de prisión. Once años después, en 2017, el Estado mexicano les ofreció una disculpa pública. La justicia mexicana tiene una deuda con las poblaciones indígenas. La promoción de los derechos humanos y su defensa es amplia y ha permeado en grandes ciudades, pero falta difusión en las comunidades originarias, en su lengua natal. Expertos aseguran que el racismo y abuso sistemático contra estas poblaciones se encuentra arraigado en la sociedad. Un problema difícil de erradicar, sin duda, pero corresponde inicialmente a las instituciones del Estado actuar dentro de un marco estricto de respeto a los derechos humanos. Si desde ahí no empieza el trato igualitario, poco cambiará para las comunidades étnicas.
Frentes Políticos I. Cuatro, tres, dos… En las últimas semanas, México y Estados Unidos han conversado para signar la renegociación del Tratado de Libre Comercio. Se ha identificado qué lo atora: los desacuerdos sobre el capítulo energético, el contenido regional en autos y una cláusula de extinción del pacto reclamada por el gobierno de la Unión Americana. Jesús Seade, negociador del próximo gobierno, confió en que está resuelto. E Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, dijo que “estamos en las últimas horas de esta negociación”. ¿Quién iba a pensar que la pulcra democracia mexicana ablandaría el temperamento de Donald Trump? Habrá Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Guion perfecto. Corte y queda. II. Temas pendientes. Poco a poco, y eso que aún no toma posesión del cargo, Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, diseña lo que será su administración, y cumple o perfecciona promesas de campaña. Informó, tras encontrarse con Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, que los militares y los marinos se quedarán en las calles, en el corto y mediano plazos. “No hay condiciones para sacar al Ejército y a la Marina porque dejaríamos a la gente en estado de indefensión”, advirtió. Conformar una policía confiable es lo que procede. Y sólo entonces. ¿Quién dijo que era fácil resolver la inseguridad? III. Primitivos. La siguiente escena se repite con preocupante frecuencia debido al hartazgo de la gente y la inacción de quienes están encargados de procurar justicia. Un sujeto terminó colgado de un poste luego de que vecinos de la colonia Altavista, en Aguascalientes, se percataron de que intentó despojar de su teléfono celular a una mujer. El ladrón terminó, además, atado de manos. Cuando llegó la policía, la afectada se negó a levantar cargos y, aun así, Fernando Alexis, de 24 años de edad, fue presentado ante el juez calificador. Mientras no se castigue ejemplarmente a los alborotadores, México seguirá siendo, en pleno siglo XXI, el país de los linchados. Qué pena. IV. Respeto animal. Son una minoría los mexicanos que expresan afecto por los animales. Otro porcentaje realmente los ama y los protege. Pero hay sectores que sienten tal desprecio por la vida que son capaces de causar daño, lesiones y dolor a los animales indefensos. Pero el colmo sucede cuando hasta el Bioparque Tizayocan, Centro de Rescate Animal, en Hidalgo, termina multado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente con más de un millón de pesos, al incumplir la legislación de vida silvestre, por faltas al trato digno y respetuoso. No es una anécdota graciosa. Urge un país con sensibilidad o México seguirá estancado. V. Molesto. Javier Corral, el gobernador de Chihuahua, lanzó un llamado a los mexicanos para que, sin importar partido, cierren filas en torno al caso del Partido Acción Nacional en Nuevo León, ya que “fue una chicanada lo que se le hizo a los panistas de Monterrey y Guadalupe”, acusó. Pidió “que volteen la mirada a Monterrey y que todos juntos llamemos a la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a que, ahora sí, corrija y revierta este fallo y respete la voluntad popular”. Calificó de grotescos los criterios de los magistrados. Y es cierto: se trata de una exigencia de respeto al voto. En democracia, el pueblo decide, y decidió. Menos aquí, ¿por qué?